"Carecían de sexo. Se reproducían por fisión y adquirían un extraño personaje. Pero, mientras, algo más que de ningún mito o leyenda quedaba especialmente de manifiesto que en el Instituto Essex, decía: Diario y notas recogidas entre los ríos arrastraban muchos cadáveres de los que en algún momento de su hija, y lo que tocaban, y la luna y las galeras negras, si es que llegó a sus monturas y a unos ochocientos kilómetros al este, en un mundo onírico pertenecían a la aparición del hombre..."
Así [1] empieza El delirio en el umbral [2], una rareza por entregas escrita por Howard P. Markov al estilo stream of consciousness en la que retuerce la gramática tradicional con una técnica no muy lejana al Rayuela de Cortázar o a algunas obras de Saramago, con algo del surrealismo del Joyce de Finnegans Wake.
[1] Primer capítulo[2] El delirio en el umbral
La lectura no es fácil, no solo debido a su peculiar estilo libre sino a la gran cantidad de personajes, localizaciones y tramas que se superponen. El género es indudablemente una mezcla de horror cósmico y existencialismo, pero a veces divaga hacia otros temas como el misterio, la investigación y el romanticismo introspectivo.
A veces se encuentran párrafos de pura poesía:
"Supongo que lo único que Willett había percibido aquella luz híbrida e incierta, la cara oriental de la distancia."
Hay también retazos del más puro horror surrealista heredero de las prosas de Rimbaud:
"Luego, al acercarme descubrí que estaban colgadas detrás de él; pero el recinto era igual a la horda de pesadilla de una ciencia y la burla del averno. Era el individuo silencioso que había publicado en 1681; la espantosa realidad y dónde comienza la historia posterior del planeta: los espíritus sucesores de la parte inferior de la bestia, recordando las leyendas de los viejos tiempos estaba flanqueada por unos instantes se oyó el tintineo estremecido de unas pocas hebras amarillentas en su posesión, pero sabían que eso correspondía exclusivamente al estudio del nuevo y sorprendente carta."
Otras veces se pierde en delirantes aliteraciones:
"-Alégrame verle, caballero… apenas se atreven a levantar cabeza de un mes de julio tuvo lugar en agosto. West y yo me había despertado; que todo lo olvidado ha desaparecido y se deslizaban, y unos hogares con más belleza sobre los romanos perdieran la Galia a manos de ella… ella habría un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía verdaderamente terrible, un Guía que había más al sur de la chimenea, con un número considerable de tiendas, así que me abandonaban las fuerzas, más aún los había llevado, y me figuro que usted describía."
También se pueden encontrar secciones con reminiscencias homoeróticas (que de nuevo recuerdan a Rimbaud o Verlaine):
"A un joven de facciones delicadas, pelo amarillo, ojos azules sin parentesco alguno con los pálidos vapores sobre las Maravillas de la rutina me salvó de la región de los humanos."
La lectura de cada capítulo es una experiencia única cercana al sueño o la pesadilla. No en vano el autor la denomina una onirovela.
H. P. Markov ha estado publicando una entrada cada día desde el 25 de diciembre de 2013.