Yo llevo casi viente años mudándome a casas más y más pequeñas, así que en cada paso me he ido deshaciendo de prácticamente todo. He aprendido que la gran mayoría de las cosas materiales no son más que una carga, así que tengo lo estrictamente necesario. Y el «valor sentimental» de las cosas es una trampa que uno se hace a sí mismo. Si tiene valor sentimental, está en tu interior, no en el trasto en sí.
Cuando se muera mi madre, seguro que acabaré deshaciéndome de todo.