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Ángel »
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LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO: La atalaya (Capítulo 11, extracto)

Entonces por fin, después de haber quedado oculta momentáneamente, la torre reapareció ante su vista.

Era un edificio de piedra muy clara, casi blanca, de sillares cortados con precisión. No daba la sensación de ser algo muy antiguo, antes al contrario; tenía esa dureza de líneas que hacía pensar que había sido levantada un instante antes o que se tratase de un objeto indestructible que no estuviese sometido al desgaste del tiempo. Era mucho más alta de lo que parecía desde la casa y claramente era más ancha en la base que en la parte superior. La uniformidad lechosa de su superficie externa solo se rompía por el contorno de gran cantidad de ventanucos y saeteras dispuestos de forma irracional. Estaba coronada por almenas triangulares afiladas como enormes colmillos que intentasen clavarse en el cielo, que allí era de un rojo profundo, inconmensurable, infernal.

Solo las piedras de la base habían perdido su color de hueso calcinado y mostraban un tono rojizo como si hubieran estado bañadas en algo espeso. Un moho negruzco había crecido donde rozaban el suelo. La tierra que rodeaba la planta circular aparecía abombada en algunas partes, como si la torre misma tuviese unas raíces similares a las de un árbol gigante.

Precedida por un par de escalones, la atalaya mostraba una abertura no muy alta, con el dintel en forma de arco semicircular y una puerta entreabierta de madera casi negra con herrajes oxidados. Del interior brotaban gemidos de dolor claramente humanos. Se trataba de ese lamento coral que se escuchaba por todas partes, ahora claramente definido.

Bran respiró hondo, empujó la puerta y entró.

Por toda la superficie del suelo no se veía otra cosa que restos de personas. Era como el siniestro alfombrado de un campo de batalla; brazos, piernas, cabezas, torsos, todos en constante e inútil movimiento, un oleaje de miembros inutilizados, un mar de dolor, un océano de sufrimiento. No olía a sangre fresca ni a putrefacción; solo había un hedor ocre a rancio y a polvo que señalaba que aquella masacre no era reciente sino que aquella pobre gente llevaba mucho tiempo allí.

LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO

Presentación del libro: miércoles 2 de abril, 19:30, librería La Lectora Infiel, calle Fuente del Berro, 23, Madrid

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Palabra para el miércoles, 2 de abril de 2025:

PELÁGICO

   Del lat. pelagĭcus.
    1. 1. adj. Perteneciente o relativo al piélago.
       Sin.:
          + oceánico.
    2. 2. adj. Biol. Dicho de un animal o de un vegetal marino: Que viven en zonas alejadas de la costa, a diferencia de los neríticos.
    3. 3. adj. Biol. Dicho de un organismo: Que vive en las aguas de los lagos grandes.
Fuente: Palabra del día del diccionario de la lengua española (RAE)

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Ángel »
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LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO: El otro lado (Capítulo 7, extracto)

La escena que vio le resultó vagamente familiar; la calle, las aceras de piedra, las farolas. Pero había algo que la hacía diferente. Una suerte de niebla cubría el paisaje; una niebla espesa, negra, como humo. Las farolas estaban encendidas pero emitían una luz leve y espectral que parecía dibujada por un pintor no demasiado hábil, formada por trazos gruesos y torpes, como sumergidas en un líquido denso. Un poco más allá había unas viviendas pero solo podía divisar unos bloques geométricos sin rasgos, como en un boceto sin terminar, simple y descuidado. La quietud era extrema; ni una fluctuación de iluminación, ni un movimiento, ni un temblor. Y reparó en el silencio casi total; solo podía escuchar su propio rumor interno y una especie de zumbido grave y monótono como el de un trueno muy lejano y continuo.

[...]

Bran escuchó una especie de chirridos que llegaban desde la calle.

Avanzó despacio mirando a todas partes con cautela; cuando pasó junto al farol tuvo la sensación de que el frío era más intenso. El efecto de la niebla en la luz era extraño; parecía una masa casi tangible con el aspecto de una lámina de aceite flotando sobre el agua.

Los ruidos se hicieron más claros y más agudos.

Entonces, casi al lado de la siguiente farola, encontró la fuente: los chillidos procedían de unos bultos sin forma definida del tamaño de puños que parecían vibrar ligeramente, rodeados de una mancha oscura en el pavimento.

Era un grupo de ratas. Todas ellas estaban aplastadas, pero no como si hubieran sido atropelladas, sino como si alguien o algo las hubiese machacado a propósito. Algunas conservaban aún la cabeza, otras el rabo y las patas traseras, y otras eran prácticamente una lámina de apenas un dedo de grosor. De sus cuerpos destrozados asomaban las pequeñas puntas de hueso de costillas y vértebras, afiladas y partidas, y también órganos irreconocibles y resecos de color pardo. Todos los cuerpos reposaban sobre lo que parecía ser una gran mancha de sangre totalmente seca. Una gruesa capa de arena fina y polvo lo cubría todo, como si aquella pequeña masacre hubiera ocurrido mucho tiempo atrás.

Pero lo más inquietante de todo era que aún estaban vivas.

Aquellas en la que los cráneos no habían sido convertidos en pulpa aún eran capaces de moverse: eran ellas las que emitían los chillidos que habían llevado a Bran hasta allí. Sus pequeñas cabecitas sin ojos se agitaban lo poco que podían, boqueando como peces en tierra, accionando sus descoyuntadas mandíbulas. Las patas que aún estaban enteras hacían temblar sus minúsculas garras. Incluso aquellas que estaban totalmente aplastadas se agitaban perceptiblemente.

Era una masa de carne doliente, carroña viva.

Bran sintió una tristeza muy profunda al ver aquello y movida por la piedad empezó a aplastar aún más aquellos pequeños miembros en movimiento con la punta de sus botas. Los huesos y la piel reseca se desmenuzaron sin dificultad. Pisoteó y pisoteó, presa de una especie de frenesí motivado por la confusión y la tensión nerviosa, hasta que tuvo que parar para recuperar el aliento.

Observó con detalle el montón de carne macilenta y triturada. Al instante volvió a sentir aquella leve vibración de la vida, unos leves temblores, un murmullo apenas audible por encima de sus propios jadeos.

Sintió que estaba a punto de volverse loca, o que quizá eso ya había ocurrido. Su mente se negaba a aceptar lo que sus sentidos le comunicaban: aquellos pobres animales no morían por muy destrozados que estuvieran sus cuerpos.

LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO

Presentación del libro: miércoles 2 de abril, 19:30, librería La Lectora Infiel, calle Fuente del Berro, 23, Madrid

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Ángel »
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Good morning!

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    Palabra para el martes, 1 de abril de 2025:

    BERMELLÓN

       Del fr. vermillon.
        1. 1. m. Cinabrio reducido a polvo, que toma color rojo vivo.
           Sin.:
              + cinabrio.
        2. 2. adj. Dicho de un color: Semejante al del bermellón. U. t. c. s. m.
           Sin.:
              + rojo, granate, carmesí, encarnado, colorado, cinabrio.
        3. 3. adj. De color bermellón. Pétalos bermellón.
           Sin.:
              + rojo, granate, carmesí, encarnado, colorado, cinabrio.
    Fuente: Palabra del día del diccionario de la lengua española (RAE)

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    LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO: La familia (Capítulo 4, extracto)

    Unos días después, a la vuelta del instituto, Bran se encontró con su madre en mitad del salón con la mirada perdida en la pared. Su mano izquierda sangraba profusamente; en la otra tenía un cuchillo de cocina. Bran la sentó en el sofá, corrió con el corazón galopando en el pecho hasta el botiquín del baño, cogió el yodo y unas vendas y volvió para curarla. Tenía un corte largo desde el codo hasta la muñeca. Le limpió la herida y la envolvió en la venda, que poco a poco se iba empapando de un rojo profundo. Le habló y le habló pero su madre estaba ausente: la persona detrás de aquellos ojos hundidos y amoratados parecía estar muy lejos. Deseó que Cristóbal estuviese allí, pero probablemente había ido a trabajar o a comprar. Aquellos días eran como un torbellino.

    Y de repente su madre se incorporó, la miró y le dijo unas palabras que no entendió pero que ya nunca pudo olvidar:

    —He conocido al Hombre de Cuerdas.

    Bran le preguntó de qué estaba hablando; ella se quedó como en trance unos instantes con el labio superior tembloroso y después continuó:

    —He estado estos días en la casa de Cincogargantas. En su Casa Infinita. Lo que me ha pedido está muy claro. Es mejor no ver.

    Bran se sobresaltó: ¿dónde está Pedrín? Y a modo de respuesta escuchó el ruido de algo cayéndose al suelo al otro lado del pasillo.

    Echó a correr hasta la habitación y Pedrín estaba allí, en su silla de ruedas, con la cabeza ladeada; una bandeja y un plato estaban desparramados por el suelo y un fuerte olor a orín y excrementos inundaba la estancia. Tenía los labios secos y pegados. El organismo de Pedrín, en continua degradación, se deshidrataba fácilmente; Bran le pellizcó en el brazo como le habían enseñado y comprobó que la piel no volvió a su estado normal. Buscó a toda prisa el bote de plástico, lo encontró caído detrás de una silla y le dio de beber. Él lo hizo muy poco a poco porque estaba casi inconsciente.

    Bran sintió que estaba a punto de llorar cuando oyó abrirse la puerta de la calle. Cristóbal entró cargado de bolsas. Bran se lanzó hacia él y le explicó como pudo la parte que entendía de todo lo ocurrido. Él la escuchó, tratando de calmarla. Le dio un beso en la frente y le dijo que no se preocupara, que él se encargaría de todo.

    Aquella noche, nada más dormirse, Bran tuvo un sueño espantoso: un ser enorme y ensangrentado, con los dedos largos como gusanos serpenteando hasta el suelo, se arrastraba hacia ella cargando con el mismo cuchillo que había visto en la mano de su madre. Le decía con voz cavernosa que era el Hombre de Cuerdas; por alguna razón, ella ya lo sabía antes de que abriese su boca llena de dientes diminutos. La pesadilla duró apenas un instante. Se despertó empapada en sudor. Miró el reloj digital de su mesilla: 02:13.

    Le costó conciliar el sueño; solo lo consiguió a base de repetirse una y otra vez como un mantra que todo había pasado. Todo ha pasado. Todo ha pasado.

    Pero lo peor estaba aún por llegar.

    LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO

    Presentación del libro: miércoles 2 de abril, 19:30, librería La Lectora Infiel, calle Fuente del Berro, 23, Madrid

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    Palabra para el lunes, 31 de marzo de 2025:

    MANISERO

        1. 1. adj. Am. Mer., Cuba, Nic. y R. Dom. Perteneciente o relativo al maní.
        2. 2. m. y f. Am. Mer., Cuba, Nic., Pan. y R. Dom. Vendedor ambulante de maní tostado.
    Fuente: Palabra del día del diccionario de la lengua española (RAE)

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    Ángel »
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    Wow. I almost can smell it and feel the sun in my face

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      Ángel »
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      I'm totally unable to stab this adorable thing

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        Good job.

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          LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO: La casa (Capítulo 3, extracto)

          La casa era una estructura asimétrica, con un techado a dos aguas formado por tejas marrones cubiertas por patrones irregulares de líquenes secos e invadidas por los tallos de pequeñas plantas silvestres. Los muros estaban formados por piedras grandes y desiguales, quizá de granito o de algún otro material parecido. Parecía estar compuesta por una planta baja y un altillo con una única ventana situada justo debajo del nervio central del tejado. En los aleros había varios nidos de golondrinas abandonados y unos pequeños pegotes marrones que parecían ser avisperos resecos. Las tres ventanas del piso inferior tenían alféizares de madera grisácea y estaban protegidas por rejas pintadas de verde; muchas de las nervaduras tenían manchas de herrumbre y en algunas partes estaban dobladas. En la parte más alta había una chimenea peligrosamente inclinada hacia adelante. El patio, amarillento y arenoso, estaba demarcado por un muro bajo de piedra musgosa coronado por dos filas de alambre de espino. Junto a la cancela de chapa vieja había una baldosa de estilo portugués quemada por el sol y descascarillada en los extremos con la ornamentada figura del número uno pintada en azul.

          Al fin nos encontramos, hija de la gran puta.

          Te había construido en mi mente, involuntaria e irracionalmente, como una siniestra mansión gótica de pináculos afilados, ventanas con forma de ojos amenazadores y cúpulas bizantinas como glándulas venenosas, pero no, claro que no, tú no podías ser eso. Tú eres como yo; un despojo, la última hoja de una rama familiar enferma, un vestigio de otro tiempo que nadie merece recordar, el fruto podrido de una tierra devastada. No me engaña tu apariencia. En ti entró una madre y salió un monstruo.

          LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO

          Presentación del libro: miércoles 2 de abril, 19:30, librería La Lectora Infiel, calle Fuente del Berro, 23, Madrid

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          Ángel »
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          I remember back in the day being lectured again and again that they are not "bauds" but "bps" and it was very tiring

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            Ángel »
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            Mensaje de utilidad pública:

            A finales de marzo, las dos son las tres;
            a finales de octubre, es al revés.

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            Thank you so much, Stefano!

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              Ángel »
              @angel@triptico.com

              El miércoles 2 de abril a las 19:30 presentaré en la librería La Lectora Infiel (C/ Fuente del Berro 23, Madrid) mi última novela, LA ATALAYA RECORTADA CONTRA EL CIELO. Me acompañará en la presentación mi amigo y compinche Fernando Cámara, cineasta y escritor, director de las películas Memorias del ángel caído y Trastorno.

              Cartel de la presentación, con el mismo contenido que el post

              Alt...Cartel de la presentación, con el mismo contenido que el post

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              Serif, always.

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                Nicole's avatar from the post I received last week was much happier, she looks pretty tired by now (not that I don't understand her fatigue, being a universal meme seems exhausting)

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                  Ángel »
                  @angel@triptico.com

                  Supongo que lo anunciarás con tiempo por aquí, estaré pendiente. Yo ando normalmente en Madrid pero a veces me muevo dando conferencias y en saraos literarios, así que si me cuadra, me paso a verte.

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                    Ángel »
                    @angel@triptico.com

                    ¿Vas a hacer una presentación al público de este libro?

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                      Ángel »
                      @angel@triptico.com

                      I think the message was crystal-clear and very brave.

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                        Ángel »
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                        I've finally gathered time to hear and see your speech. It was very interesting and your message very necessary. You are a great communicator.

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                          Ángel »
                          @angel@triptico.com

                          You're very kind, thank you so much. My latest book is a short horror novel, and the previous one is a tarantinesque neo-noir with deep metafiction vibes, just in case (not sure if these genres are your thing).

                          Anyway, I'm very glad you'd give a try to any of my fiction work. Thanks again.

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                            Ángel »
                            @angel@triptico.com

                            Oh, thank you so much, Stefano!

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                              Ángel »
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                              Nuevo post en el blog

                              Mi personalidad es depresiva, así que vivo en una permanente zozobra. A veces es una desazón difusa y sorda, y a veces es como un huracán desaforado y destructor.

                              Pero a veces, como en este instante, no es así. Estoy sentado en la terraza de un bar; acaba de salir el sol después de más de un mes de lluvia y techo de plomo. Frente a mí, dándome la espalda, se ha sentado un tipo de mi edad con un Beagle joven; este pide comida a su dueño y a la mesa de al lado, alternativamente, y es adorablemente impreciso en sus movimientos. Al otro lado hay dos chicas jóvenes tomando café con leche con un hombre viejo y calvo, de sonrisa sospechosa y aspecto siniestro; al contrario de lo que puede parecer, esto añade magia al instante, los tres ríen a carcajadas y qué puedo yo colegir de lo que está pasando ahí. No puedo escuchar lo que dicen, porque en mis auriculares suena una música electrónica densa y cálida que me recuerda al viaje de juventud a Ibiza que nunca hice. He leído sobre una escritora antigua y sus dificultades y me siento a un tiempo cómplice y culpable. Acabo de terminar mi segundo tercio de cerveza, y estoy experimentado ese fugaz instante de euforia alcohólica (que en mis novelas he descrito más de una vez como apenas más largo que un orgasmo) que tan difícil es de alcanzar como de retener (si este texto parece una apología de las sustancias modificadoras del comportamiento, es porque lo es), y ahora mi alma se siente en paz con un universo que no me da tregua.

                              Así que apenas me muevo, cierro los ojos, la luz me calienta los párpados, en mis oídos suena el mar y una percusión repetitiva que me acuna y el perrillo se sienta y me mira y sopla un poquito la brisa. Permanezco inmóvil porque sé que esto es efímero y frágil como un diente de león y volverá la oscuridad, está ahí mismo, pero ahora no, espera un poco, déjame saborear este momento irrepetible.

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                              Ángel »
                              @angel@triptico.com

                              Yes, it is. I'm not sure if it's clear from my photo, but this is a real passway (not a picture, not a rendering, but a real place you walk through). The visitor is invited to spend some time inside it to experiment what the author called "chromosaturation", where your eyes start to lose the ability to tell what colour you were seeing. It was hypnotic (and, sincerely, a bit sickening 😆)

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                                Ángel »
                                @angel@triptico.com

                                Buena pregunta, me ha costado responder. En mi opinión, la calidad literaria y el estilo son mucho más importantes que ninguna otra cosa. Pero, en mi caso, hay ciertos géneros a los que jamás daría una oportunidad, y eso hace que (quizá) me esté perdiendo grandes cosas (por tanto, he elegido la segunda).

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                                  Ángel »
                                  @angel@triptico.com

                                  Carlos Cruz-Díez
                                  Cromosaturación, París 1965/2009

                                  Fundación Juan March, Madrid

                                  Foto de la instalación, estudio sobre el color

                                  Alt...Foto de la instalación, estudio sobre el color

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                                  Ángel »
                                  @angel@triptico.com

                                  Hi!

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                                    Ángel »
                                    @angel@triptico.com

                                    No longer morning, but have a great Monday anyway!

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                                      Ángel »
                                      @angel@triptico.com

                                      Totally true; here in Spain breakfasts are traditionally sweet. In fact, many people find non-sweet breakfast inconcievable.

                                      CC: @stefano@bsd.cafe @justine@snac.smithies.me.uk